Lo que debería preocuparnos más, sin embargo, es la deriva autoritaria
que, al ir eliminando toda posibilidad de protesta y resistencia,
refuerza la capacidad del Partido Popular para llevarnos por el camino
de un desastre anunciado. Porque si, como dice Hans Werner Sinn,
presidente del IFO alemán, le esperan a España «10 años más de crisis y
una devaluación interna del 30%», ¿qué quedará del país al cabo de este
tiempo? ¿A qué extremos habrá llegado el paro juvenil, que el propio PP
evalúa en el 50%? ¿Quedarán hospitales, escuelas y universidades
públicas, y si se han privatizado, dónde se educará y atenderá a una
población empobrecida? Sinn opina que hay que seguir con la austeridad y que «Rajoy
debe volver a bajar los salarios», lo cual me parece una excelente
receta para la continuidad de los negocios de Alemania, pero suicida
para este país.
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